martes, 27 de febrero de 2018

Retinopatía hipertensiva


El aumento crónico de la presión sanguínea provoca daños sobre los vasos retinianos y los tejidos que los envuelven. Los dos cambios fundamentales que ocurren son los el incremento de la permeabilidad vascular que puede llevar a edema retiniano (hinchazón de la retina) y estrechamiento focal o generalizado de los vasos retinianos con el riesgo de falta de riego sanguíneo. 

Tratamiento

No existe un tratamiento específico para la retinopatía hipertensiva. El tratamiento consiste en controlar adecuadamente la presión arterial. Por este motivo, además de seguir unos hábitos de vida saludables (control de peso, disminución de la sal en las comidas, ejercicio físico moderado y regular...) y la administración de fármacos antihipertensivos, es importantísimo medir regularmente la tensión arterial, con el fin de diagnosticar la hipertensión arterial y seguir el tratamiento adecuado. Manteniendo los niveles de tensión arterial dentro de los límites normales podremos evitar el daño que la hipertensión arterial produce en los distintos órganos y en nuestros ojos.

En el caso de la retinopatía hipertensiva aguda se está ante una situación de urgencia, cuyo tratamiento se realiza en el ámbito hospitalario y va orientado a un control exhaustivo de las cifras de tensión arterial con tratamientos mucho más específicos.

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