El trasplante de córnea consiste en sustituir todas o algunas de las capas de la córnea. Estos tejidos se obtienen de un donante. Es conveniente realizar este tipo de trasplantes cuando el ojo no presenta signos inflamatorios ni ninguna infección.
Hay dos tipos de trasplante de córnea: penetrantes, cuando se sustituye todo el grosor de la córnea; y, lamelares cuando sólo se sustituye alguna de las capas.
Tal y como afirman los especialistas en Oftalmología, el trasplante de córnea se debe realizar en los casos en los que alguna patología compromete la trasparencia de la córnea, su integridad física o bien para resolver infecciones importantes no controladas con tratamiento médico.
Trasplante de córnea, riesgos
Los principales riesgos que conlleva un trasplante de córnea son los siguientes:
Hemorragia coroidea masiva durante la intervención. Si se produce es devastador para la visión, aunque es muy poco frecuente.
Infección en el postoperatorio. También es muy poco frecuente y su pronóstico es más positivo que en el caso de las hemorragias.
Rechazo del injerto. Puede producirse a lo largo de los años, por lo que es muy recomendable realizar controles oftalmológicos periódicos. Este rechazo es mucho menos frecuente en el trasplante de córnea que en otros tipos de trasplante.
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