La blefaroconjuntivitis es una inflamación crónica del margen palpebral (borde de los párpados) que de forma secundaria puede acabar afectando a la conjuntiva y cornea.
Si la afectación es principalmente del párpado sin afectar al resto del ojo se denomina blefaritis.
Existen diferentes tipos de blefaritis:
• Blefaritis anterior: afecta a la parte cutánea del margen palpebral y folículo piloso. Son típcas la descamación o caspita en las pestañas y los collaretes adheridos a los pelos.
• Blefaritis posterior: afectación de las glándulas de Meibomio (glándulas del interior del párpado responsables de secretar parte de la película protectora de la lágrima). La secreción da un aspecto oleoso del párpado, si se tapan e infectan puede dar lugar a chalacions o orzuelos.
La blefaroconjuntivitis es un trastorno bastante frecuente en la infancia y a menudo poco diagnosticado, los niños se quejan de molestias oculares durante meses antes de ser tratados de forma correcta. Suele iniciarse hacia los 6-7 años.
¿Cómo puedo sospecharlo en mi hijo?
Los síntomas principales son el ojo rojo, la fotofobia ( les molesta a luz solar ), el lagrimeo, quemazón, y la afectación palpebral a modo de orzuelos recurrentes o reborde inflamado. El párpado se puede observar enrojecido a nivel del nacimiento de las pestañas, con descamación a modo de "caspita" o "collaretes" envolviendo los pelos. También puede observarse caída de pestañas. En casos severos y crónicos se puede producir afectación corneal a modo de pequeñas heriditas en la superficie de la cornea (epitoliopatía punteada superficial ) e incluso heridas o erosiones de mayor tamaño que pueden provocar disminución de visión.
¿Cómo se trata?
El primer paso del tratamiento será realizar higiene palpebral, bien con compresas calientes y un jabón de bebé diluido, o bien con toallitas oculares higiénicas ( de venta en farmacias ). La higiene debe realizarse una o dos veces al día de forma continuada para evitar rebrotes. También es adecuado dar antibióticos locales a modo de crema o gotas e incluso antibiótico vía oral si son casos crónicos y resistentes a los tratamiento locales.
En casos evolucionados o con afectación corneal se utilizan los corticoides tópicos.
Los tratamientos con corticoides siempre deben ser supervisados por un oftalmólogo ya que pueden inducir patologías como el glaucoma.
Cuando el componente palpebral es muy marcado con abundante secreción de las glándulas de Meibomio se debe evaluar la dieta del niño. Una dieta rica en pescado azul ( sardinas, salmón, caballa y atún) asegura un aporte de omega-3 que interviene en la integridad de las membranas celulares aportándoles fluidez. En niños con dietas pobres o mal comedores se pueden administrar complementos vitamínicos ricos en Omega-3.
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